En esta ocasión publicamos un escueto poema del célebre fray Juan Ónimo, monje budista y que le fue inspirado al recibir un primer beso de amor por parte de una desconocida musa. Dice así:
No quiero que acabe el día.
Y hasta el último minuto.
No quiero que acabe el día.
Y hasta el último minuto.
Saborear ese fruto.
Sabor, sabor a ambrosía.
Dulce labio el que me toca
Que me impregna su sabor.
Que me impregna su sabor.