Agotador.
Excesivo.
Concluye la jornada y de vuelta a casa, aún con la tensión caliente en las terminaciones nerviosas, con los reflejos del día zumbándote en las sienes, con el amargo sabor de la decepción en tu garganta, con todo eso, te detienes a pensar en el día, en el día de trabajo.
El trabajo que aliena y dignifica, que excita y deprime, que agota y tonifica; Que empieza y nunca termina.......
Incluso el Dios de los cristianos necesitó trabajar, por suspuesto, los dioses griegos, como nos cuenta Hesíodo. Los Doce Trabajos de Hércules, Las muy Dulces Horas del duque de Berry, Los Trabajos de Persiles y Sigismunda.... Cuánta versatilidad."
Su complementario (no concibo, al menos en este caso, la idea de "opuesto") es el Descanso. El suave momento en el que te conviertes en una nebulosa y, a mitad de consciencia, cambias el paso de tus biorritmos y te deslizas, hinchando y regenerando tus pulmones, hacia el azul pálido del Cielo. Y ves cómo mengua el mundo en su tamaño y cómo tu horizonte se amplía hasta convertirte en una brizna vaporosa de aire (Oxígeno, Nitrógeno y Argón).
Espero que disfrutes del Descanso.
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