De los usos y costumbres que distinguen a quienes se someten a los derroteros de su ley milenaria. Hablaba desprendiendo una suave deriva y una luminosidad de caleta mediterránea azul turquesa, cruda y refrescante, como quien se come una ostra recién arrancada de un arrecife
Yo tomaba un trago de vino negro, de los que te dejan los dientes untados de escorbuto; Y por un breve instante, me trasladé pensando en los versos añorantes de Alvaro de Campos(*)
"A manhã de Verão está, ainda assim, um pouco fresca..
...Na minha imaginação ele está já perto e é visível.
Em toda a extensão das linhas das suas vigias.
E treme em mim tudo, toda a carne e toda a pele.
Por causa daquela criatura que nunca chega em nenhum barco.
Os navios que entram a barra,
Os navios que saem dos portos,
Os navios que passam ao longe..."
Ella me hablaba del Mar.
Y de la sal adherida por el Sol a su cuerpo de bronce iluminado, resplandeciente.
Yo soltaba resignado el tenedor en el plato y, cerrando los ojos, para poder ver, regresaba al Mar:
"Todos os mares, todos os estreitos, todas as baías, todos os golfos.
Queria apertá-los ao peito, senti-los bem e morrer!"